El P. Feliciano Ruiz, muere a los 100 años y 83 de vida religiosa marianista. El Hijo adoptivo de Cádiz fue despedido en el Colegio San Felipe Neri con una emotiva misa de acción de gracias en el patio del colegio

El P. Feliciano Ruiz, muere a los 100 años y 83 de vida religiosa marianista. El Hijo adoptivo de Cádiz fue despedido en el Colegio San Felipe Neri con una emotiva misa de acción de gracias en el patio del colegio

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Fue un lunes de Pentecostés. Las puertas de la gloria se abrían para él. De la mano de María del Rocío y escuchando la Salve entregó el espíritu. El miércoles en el patio del colegio San Felipe Neri de Cádiz, ciudad en la que se entregó durante casi 60 años de su vida marianista, cientos de personas de distintas generaciones, se dieron cita en un encuentro de familia, para celebrar una eucaristía llena de agradecimiento por tanto bien recibido de la mano de este hombre pequeño de estatura y grandísimo de corazón, humanidad y espíritu marianista que derrochó bondad y servicio en su largo trasiego por nuestra ciudad. Oscar Iglesias, fraterno marianista y antiguo alumno de San Felipe Neri, pronunció al final de esta celebración estas preciosas palabras que tocaron el corazón, nos hicieron llorar y reír. Era 31 de mayo y celebramos la visitación de María a Isabel, cerrando un mes dedicada a la Madre de Dios, con la que el P. Feliciano y eso alianza y a cuya misión se consagró durante su vida como religioso y sacerdote marianista.

ACCION DE GRACIAS- MISA DESPEDIDA PADRE FELICIANO

Colegio San Felipe Neri- Miércoles 31 de mayo de 2023

¿Cuántas veces habremos escuchado, cuántas habremos afirmado nosotros mismos, aquello de que uno no valora lo que tiene hasta que lo pierde?

¿Cuántas veces nos lamentamos de no haber soltado aquel te quiero a tiempo?

¿Cuántos de nosotros no nos habremos arrepentido alguna vez de dar el último abrazo de despedida a aquel amigo que se fue sin casi avisar?

¿Cuántas veces se nos adelantó el descuento de la vida y nos impidió ese último adiós?

Indudablemente, este no es el caso. Claro que no lo es. ¿Verdad, Juan Jesús?

Visitas a Siquem, cartas, mensajes, fotos, regalos, besos, abrazos…

A nuestro querido y admirado amigo Feliciano, al padre Feliciano, no le han faltado en estos últimos meses e incluso años, las incontables muestras de cariño, por una vida centenaria que se ha ido derramando sutilmente sobre nosotros, con la misma generosidad que elegancia y con tanta sencillez como sabiduría. Se nos amontonan los calificativos cuando a este santo del siglo XX nos referimos, y todos evocan a la misma persona, a la que fue su auténtica guía y modelo de vida: María.

“Los marianistas en Cádiz, de todo menos ruido”, como María. Debió calarle muy hondo este estribillo de Pemán a nuestro querido burgalés. Y lo hizo suyo para siempre.

¿Qué tendrán estos marianistas vascos que a los gaditanos nos meten en el bolsillo?

¿Qué tendrá esta bendita tierra, que sin querer los enamora, que los cautiva tanto que olvidan el camino de regreso y aquí se quedan para siempre?

Un vasco de Burgos, miren ustedes, que hasta para eso fue especial nuestro bendito amigo. Y es que el gaditano, sobre todo el gaditano de ley ya saben que nace donde le da la gana, y éste, quiso Dios que viniera a nacer en Argote.

Obediente como era, hasta en dos ocasiones agachó la cabeza para decir que sí, y dejar su querida Cádiz del alma, para hacer lo que el os diga, aunque en estos casos el que decía era el superior provincial más concretamente. Y como no hay dos sin tres, a la tercera fue la vencida y ya vino para quedarse.

Y es que un hijo, sobre todo si es de adopción, nunca puede olvidar la tierra en la que aprendió tantas cosas, con su misterioso maletín que sin llevar medicinas sanó a tantos y tantos, su caminar vivo y de pasos cortos, que a cada rincón de Cádiz llegaba, su honradez dibujada en el rostro  y su  dar  a Jesús al mundo por las calles de esta bendita Galilea que tuvo la suerte de ser su tierra de misión predilecta. Un santo en tierra santa.

Querido padre Feliciano, los que hoy te acompañamos te damos las gracias, gracias infinitas.

Por enseñarnos a rezar con las manos juntitas, por invitarnos a sentarnos a la mesa de Jesús por primera vez y darnos cuenta de la maravillosa magia que supone ser uno de los 12.

Por transmitirnos la pasión de ser educadores y catequistas, y animarnos casi sin querer a llevar la Palabra generación tras generación, sintiéndonos eslabones de la misma cadena, de tu misma cadena.

Gracias por enseñarnos a perdonar, por bendecir nuestros matrimonios y bautizarnos a nosotros y a nuestros hijos, por ser referente e inspirador de tantas vocaciones gaditanas a la vida consagrada: Nacho, Rafa, Paco, Alejandro,…Y por tantas y tantas cosas más.

Gracias por atravesar la puerta, esa puerta, por ir más allá de las paredes del colegio, esa burbuja blanca llamada sanfelipe, y llevar la comunión a nuestros enfermos y abuelos. LA COMUNIÓN, el banquete de la fiesta de Jesús a domicilio.

Como diría mi amigo Sergio Pinzón “ahora todo el mundo entiende de Uber Eats”

¡Tú inventaste el Uber Eats más sagrado del mundo! ¡Y gratis, que eso en Cádiz gusta mucho! ¡Y con promoción especial cada domingo!

Eso sí, la cocina no era lo tuyo. Cada vez que te tocaba cubrir el turno libre de las señoras y preparar la comida de la comunidad del domingo, el amigo Enzo Carusso se frotaba las manos, marchando una de dos metros de atún con chorizo picante y mozarella, y diez gondolinas para el padre Feliciano.

Gracias por acompañar a nuestros padres, a nuestros abuelos, a nuestros familiares que les tocó marchar, y sobretodo gracias por hacer que se fueran serenamente, con toda paz, como la que ahora se respira en este jardín de alquitrán, que por ser tu casa, ahora también es la nuestra, este jardín en el que hoy se entremezcla el verde esperanza y bandarra de las vísperas de fiesta con el gris plomizo de un suelo al que le pesa tu ausencia por más que la vida nos diga que sí, que ya tocaba descanso.

Gracias por este último regalo querido amigo, convertir el patio de san Felipe Neri en el cenáculo donde los que te conocimos y amamos, nos damos hoy cita para decirte hasta luego, y, a la voz de María continuar con la misión que ella te encomendó y ahora nos encomienda a nosotros “lo que el os diga, hacedlo”

Hay un sol que nunca se pone en el patio del colegio. Entrando de la calle, atraviesen el túnel, bajen las escaleras que llevan desde el patio hasta él,  y allá, a la derecha, en el jardín verde, allí cerca tuya, Madre, allí están ellos dos. Siempre cerquita de ti. No sé quién cuida de quién, Si ellos de ti, o tú de ellos.

Allí, bajo las escaleras, a la derecha, en el jardín verde hay un sol que nunca se pone en la casa de las tapias blancas, el del carisma marianista, ese que cada día, también ilumina y anima a estos rostros de la comunidad de fe de san Felipe Neri, a dar a Jesús al mundo.

Gracias Padre Feliciano, gracias por todo. Mil gracias.

María, ahí tienes a tu hijo.

Oscar J. Iglesias Calvo