El P. Vicente López es declarado Venerable, primer paso para su beatificación

El P. Vicente López es declarado Venerable, primer paso para su beatificación

El 19 de enero, del corriente, el Boletín de la Sala estampa de la Santa Sede dio la noticia que “durante la Audiencia concedida a Su Eminencia Reverendísima Señor Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos, el Sumo Pontífice [Francisco] ha autorizado a dicho Dicasterio la promulgación de los Decretos referidos a…”. Entre estos Decretos se cita el de “virtudes heroicas del Siervo de Dios Vicente López de Uralde Lazcano, Sacerdote profeso de la Compañía de María, nacido el 22 de enero de 1894 en Vitoria (España) y muerto el 15 de septiembre de 1990 en Cádiz (España”). De este modo el papa Francisco ratifica el voto favorable de los señores Cardenales y Obispos a la Positio sobre las virtudes y fama de santidad del Padre Vicente. Voto dado en la sesión del anterior martes 17.

UN PROCESO SENCILLO Y RÁPIDO

La Positio (documentación que se “pone” ante una autoridad) es el documento redactado por la Postulación marianista en el que se recogen las declaraciones de los testigos que, habiendo conocido personalmente o bien por oídas de personas cercanas al Padre Vicente, testificaron en el Tribunal diocesano de la Diócesis de Cádiz-Ceuta sobre la práctica heroica de las virtudes teologales, morales y sacerdotales del religioso marianista. A estas declaraciones se unen todos los documentos escritos por el Padre Vicente (cartas, artículos, conferencias, …) o sobre el Padre Vicente (acta de Bautismo, de votos religiosos, diploma de ordenación sacerdotal, biografías, noticas en periódicos, …). Todo ello da un volumen de 438 páginas, más 39 fotografías de momentos importantes de su vida (familia, noviciado, seminario, diversos grupos de alumnos, profesores y religiosos marianistas con los que vivió en Cádiz e imágenes de su funeral).

La Causa inició con la apertura del Tribunal diocesano de la Diócesis de Cádiz en 2008. El Tribunal concluyó su trabajo en 2010. La documentación fue enviada a la Congregación de las Causas de los Santos, quien aprobó el trabajo diocesano en 2012. Después fue compuesta la Positio, terminada en el 2017. Examinada con amplio voto favorable por los Consultores teólogos de la Congregación en marzo de 2022, acaba de ser examinada y aprobada por los señores Cardenales y Obispos, verdadero senado del Papa.

La Postulación, ahora, se debe poner en contacto con el Dicasterio de las Causas de los Santos para redactar el Decreto que da la invocación de Venerable a nuestro querido Padre Vicente.

¿Qué significa este acto para los religiosos marianistas y para la Familia Marianista? Con palabras del Superior general, padre André Fétis, podemos afirmar que “tener un venerable más en la Congregación y en la Familia [Marianista] es un gran don de Dios que nos ayudará a caminar hacia adelante. La vida marianista continúa produciendo frutos de santidad. Es un signo de su actualidad en el tiempo presente. También puede ser una ocasión para reflexionar sobre el papel del sacramento del perdón en la vida cristiana y religiosa. Un sacramento a menudo necesario de descubrir.

Terminamos con la exhortación del Padre Vicente a sus penitentes: “Adelante, siempre adelante”; y otra suya de confesor: “Perdonar, perdonar todo”.

PERO, ¿QUIÉN FUE EL PADRE VICENTE?

El padre Vicente tiene unos humildes orígenes familiares. Nació en la ciudad de Vitoria el 22 de enero de 1894, en una humilde familia obrera, de profundos sentimientos católicos. El padre Vicente decía que su padre, Calixto, era carpintero como san José y su madre, Manuela, costurera como la Virgen María. Tuvo otros cuatro hermanos; los dos varones también fueron sacerdotes. Desde muy tierna edad, el niño Vicente se mostró piadoso y hacía de monaguillo en la vecina parroquia de San Pedro Apóstol. Heredó de su madre un talante jovial y bromista, con expresiones y ocurrencias que hacían reír a todos sin ofender a nadie.

En 1903 ingresó en la escuela del Patronato de Jóvenes de Nuestra Señora del Pilar, que había sido fundada por la señora Felicia Olave Salaverri (tía abuela del padre José María Salaverri, 11° Superior general de la Compañía de María), que la confió a la dirección de los religiosos marianistas del cercano Colegio Santa María, en Vitoria. Ante el deseo de ser sacerdote, en 1905 los religiosos lo encauzaron al Postulantado de la Compañía de María en Escoriaza (Guipúzcoa). Aquí hizo el Bachillerato elemental y por su bondad y su piedad, en 1910 fue aceptado a ingresar en el Noviciado, ubicado en la propiedad del Colegio Santa María, en su Vitoria natal. Inicia su formación religiosa, siempre con óptimos informes de un joven estudioso, bueno y entregado totalmente a Dios. El 25 de marzo de 1911 hizo su primera profesión y, ahora comienza su formación académica en el gran inmueble de Escoriaza, donde se encontraba el Escolasticado. Tranquilo y aplicado al estudio, en septiembre de 1913 obtuvo el diploma de Bachillerato por el Instituto provincial de Vitoria. Ya en esos años padece los primeros síntomas de una incipiente miopía, por lo que será exento del servicio militar.

El P. Vicente con D.Leoncio Díez, el P.José Antonio Zubigarai y D. Clemente Lete.

Con el flamante título de Bachillerato, don Vicente comienza el apostolado de la docencia al tiempo que inicia la formación universitaria. Es enviado al Colegio San Felipe Neri, en Cádiz, en el que reside durante seis años (de 1913 a 1917). Esta fue su primera estancia en el Colegio de Cádiz; una segunda se prolongó entre 1918 y 1920 y una tercera y definitiva, ya sacerdote, desde 1928 hasta su muerte en 1990. El joven profesor se dedica con fervor a sus alumnos, pero los superiores notan que no posee cualidades para la docencia; motivo por el que junto con su carácter infantil y excesivamente bondadoso, encontrará dificultad para ser admitido a la profesión definitiva. No obstante, por sus buenas cualidades religiosas el 24 de agosto de 1917, en las manos del Provincial padre Domingo Lázaro (hoy venerable) emitió los votos perpetuos –con destino al sacerdocio- en la gran casa de formación de Escoriaza.

El provincial padre Domingo le concede un curso académico (1917 a 1918) para que adelante en los estudios universitarios de Filosofía en la Universidad Central de Madrid, residiendo en la comunidad del Colegio Nuestra Señora del Pilar. Estudia y da clases. El joven don Vicente ha madurado, posee buen juicio, que es un joven interesante y lleno de buena voluntad, piadoso y bien dispuesto. Al cabo de este curso es de nuevo enviado al Colegio San Felipe de Cádiz, por dos años escolares (1918 a 1920). Da clases y continúa los estudios universitarios. Siempre bondadoso, pero poco dotado para la docencia; pero como no avanza en los estudios, el padre Domingo lo trae de nuevo a Madrid para que termine la licencia universitaria, que obtendrá en junio de 1921. Ahora ya puede ser enviado al Seminario marianista en la ciudad suiza de Friburgo, adjunto a la Facultad de Teología regida por los Padres Dominicos.

El seminarista Vicente López de Uralde estará en el Seminario cuatro cursos académicos, desde 1921 hasta 1925. Los informes del Seminario de monsieur López siempre nos lo presentan bueno, dulce, sociable, de buen juicio, piadoso, serio. Siempre tímido y miope, en el Seminario ya manifestó su sano sentido del humor. Su compañero y amigo padre Armentia lo definía como “un hombre serio… lleno de buen humor”. Finalmente, Vicente López de Uralde recibió la ordenación sacerdotal en Friburgo, el 28 de marzo de 1925.

De regreso a España, el joven sacerdote fue enviado al Colegio Nuestra Señora del Pilar, en Tetuán, capital del Protectorado español de Marruecos. Aquí ejerce de vicedirector y capellán, mostrándose un sacerdote dulce, benévolo, afectuoso, que se hace todo a todos y siembra dicha a su alrededor. Al terminar el año escolar, los superiores lo trasladaron al Postulantado de Escoriaza en las funciones de profesor, capellán y subdirector de postulantes. En este nuevo empleo permanecerá dos cursos, de 1926 a 1928. También aquí muestra su carácter bueno, alegre, afectuoso y encantador, de juicio recto y porte digno, a pesar di calzar pantuflas, con su característico buen humor. Un perfecto hombre de fe, que fue de gran ayuda para todos los postulantes. A sus 34 años el sacerdote López de Uralde está centrado en su labor de profesor y de sacerdote y los superiores lo enviarán al Colegio San Felipe de Cádiz, donde permanecerá 62 años, has su muerte en 1990.

En Cádiz vivirá los momentos decisivos de la sociedad y de la Iglesia españolas: la II República y la persecución a la Iglesia, la guerra civil y la dureza social de la postguerra; el entusiasmo del desarrollismo de los años cincuenta y sesenta; las esperanzas del Concilio Vaticano II y la crisis de la contestación postconciliar, en medio de la renovación de la vida religiosa, el final del franquismo y la Constitución democrática. Al llegar los años cincuenta, el padre Vicente ha alcanzado la madurez espiritual y humana. La grave miopía y sus pocas dotes para la docencia le llevan a concentrar su ministerio en el Oratorio de San Felipe Neri, sobre todo en el ministerio de la confesión entre los alumnos, seminaristas de la Diócesis, religiosas de conventos de clausura y numerosos fieles que vienen a recibir la misericordia divina de unas manos sacerdotales que todos reconocen como un hombre bueno y santo. Antiguos alumnos, clero diocesano, fieles del Oratorio y autoridades civiles reconocen la bondad de este excelente y abnegado sacerdote, pleno de paciencia, bondad, abnegado en su ministerio, de franciscana sencillez.

Llegado a la ancianidad, se sucederán los públicos homenajes: El primer homenaje (1961), por sus Bodas de Oro de la primera profesión religiosa; el segundo (1968), al ser declarado Hijo Adoptivo de la ciudad; el tercero (1974), al cumplir ochenta años de edad; el cuarto (1975), por sus Bodas de Oro sacerdotales; el quinto (1984), al celebrar los 90 años de edad; el sexto (1985), en los 60 años de la ordenación sacerdotal; y el séptimo (1986) por sus Bodas de Diamante de profesión religiosa. Todos ellos son manifestaciones públicas de su fama de santidad. Su muerte, a la una y media de la madrugada del sábado 15 de septiembre de 1990 y sucesivo funeral y sepelio, que reunió una inmensidad de fieles, fue el homenaje final a una vida de entrega a manifestar y dar la misericordia y la alegría del Señor resucitado y la bondad de la Virgen María.

P. Antonio Gascón, S. M.

Postulador


LA NOTICIA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN:

El marianista Vicente López, declarado Venerable por el Papa Francisco. Diario de Cádiz.

Conoce a los 2 sacerdotes españoles que podrían ser elevados a los altares. ACIPRENSA.

El Papa reconoce las virtudes heroicas de dos sacerdotes españoles. ALFA Y OMEGA.

El marianista Vicente López Uralde, camino a los altares. VIDA NUEVA.