Juan Cruz Perea Armentia (1946-2022): «Misionero de fe recia y carácter fuerte»

Juan Cruz Perea Armentia (1946-2022): «Misionero de fe recia y carácter fuerte»

Escrito por Ignacio Otaño, sm

En la Eucaristía celebrada en la parroquia San Cristóbal de Barcelona pocos días después de la muerte de Juan Cruz, la fraterna marianista Almudena Alfonso dijo estas palabras:


Como dice la canción, la muerte no es el final. Seguirás estando vivo en nuestro corazón. Te recordaremos cerca de todos nosotros, de tus parroquianos, mayores
y pequeños. Caminando por el barrio, hablando con unos y con otros. Con tu pipa en la mano y ese aroma tan inconfundible de tu tabaco. Seguro que lo estás
oliendo en estos momentos, igual que yo. Recordaba también Almudena una frase que Juan Cruz repetía y que cobra especial sentido
en estos momentos: Me he dado cuenta de que, cuando te abandonas, alguien te recoge.

Misionero de fe recia y carácter fuerte, la huella que ha dejado Juan Cruz en muchas personas y lugares es el aroma de la oración, la entrega y el tesón anunciando el mensaje de Jesús. Desde niño tuvo claro que su vocación era la de misionero. Y lo fue a lo largo de toda su vida. Pedagogo y teólogo de carrera, dedicó el mismo número de años – 24 – a la misión en el campo colegial y a la misión en el ámbito parroquial, siempre sintiéndose responsable de hacer llegar el evangelio a los que encontraba en su camino. Su tenacidad se convertía a veces en inflexibilidad y ponía difícil que se pudiese frenar o matizar lo que él se había propuesto. La pasión por la misión no le permitía medias tintas ni concesiones que debilitasen sus planes.

Juan Cruz, junto a su madre y sus hermanos, en junio de 2005

Juan Cruz nació en Labastida (Álava), el 24 de noviembre de 1946. Sus padres, Cecilio e Inés, tuvieron seis hijos – una niña y cinco niños – siendo Juan Cruz el penúltimo de ellos: Alfonso, Pablo (que falleció con 3 años), José María, Nieves, Juan Cruz y Paco.


En la familia de Juan Cruz era muy grande el ascendiente que tenía el P. Francisco Armentia, marianista, que, además de Provincial de Madrid y Asistente general de Vida religiosa, fue un hombre muy reconocido en el ámbito educativo, eclesial y marianista. El “tío Paco”, hermano de la madre de Juan Cruz, era también toda una institución familiar. Tío y sobrino mantuvieron siempre una relación postal activa. Además, el también sacerdote marianista Luis Perea, que tan buenos recuerdos dejó sobre todo en la Provincia de Madrid, era primo carnal de Juan Cruz.


Juan Cruz confiesa que su vida anterior al postulantado transcurrió en un “ambiente marianista hasta dentro”. Encima de su cama había un retrato del P. Chaminade y contaba que una vez sintió como una voz que le decía: “este (el P. Chaminade) va a significar algo muy grande en tu vida”.


Juan Cruz contaba que desde niño sintió el deseo de seguir a Jesús y anunciar su buena noticia como sacerdote y misionero. Habla a menudo de la “misteriosa llamada” que sintió desde muy pequeño: “la Providencia se sirvió marcarme el camino, así como ir quitando tropiezos a tal realización que está en camino. Después de darme ese sueño maravilloso de un futuro plenamente entregado a Cristo y María, tuvo la bondad de hacerme desaparecer, por medio de su Madre, una enfermedad que me hizo estar amortajado a la edad de un año y que me duró once años. Así pude alegremente ingresar en Escoriaza, primera etapa de mi soñada
realización”.

Si quiere conocer más sobre la vida de Juan Cruz Perea sm, puede leerlo en este documento: JUAN CRUZ PEREA


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