25 Feb Luis María Lizarraga Barrenechea (1934-2023): Apasionado de la Biblia y educador de sonrisa acogedora
Escrito por Ignacio Otaño, SM
Luis Mari era un apasionado de la Biblia. Su pasión despegó con ímpetu en el Seminario de Friburgo por el influjo de dos eminentes profesores dominicos: el brillante Dominique Barthelemy y, sobre todo, el sabio y entrañable Celas Spicq.
Ordenado sacerdote en marzo de 1967, siguiendo todavía en Friburgo hasta final de curso, hizo sus primeros pinitos sacerdotales. Sus homilías reflejaban esa pasión por la Biblia. Por ejemplo, al comentar la parábola del hijo pródigo, hizo llorar de emoción a las Hermanas de San Pablo, que dirigían el periódico local “La liberté”.
Al final del Seminario, se dieron pasos para que Luis Mari hiciera un año complementario de espiritualidad bíblica. La idea partió de él y fue muy bien recibida por los responsables de la Provincia y del Seminario. Parecía ya un hecho que iba a ir a Roma para estudiar en el Bíblico y en la Gregoriana. Probablemente fueron las urgencias provinciales las que frustraron el proyecto y finalmente fue enviado a la comunidad de Valencia.
Pero nunca se apagó su pasión por la Biblia. Durante los muchos años siguientes en que estuvo cargado de responsabilidades, que exigían mucha dedicación, tuvo que disminuir el tiempo dedicado al estudio bíblico, aunque en ningún momento lo abandonó. Cuando se aligeraron las cargas, se avivó la llama y pudo seguir plenamente el consejo de su querido profesor Spicq de trabajar todos los días la Biblia.
Porque no solo leía la Sagrada Escritura, sino que la trabajaba intensamente. A su muerte, se han encontrado en su habitación numerosos estudios suyos sobre el Antiguo y Nuevo Testamento cuidadosamente encuadernados. Supo también comunicar su pasión por la Biblia en homilías, conferencias, cursos, encuentros personales y ejercicios espirituales. El antiguo marianista Carlos Armas recuerda las clases de Biblia que Luis Mari les dio en el noviciado: “Me encantó. Lo que hoy sé y el interés que tengo por ella se lo debo a él. Me encantaban sus clases. Conservo la Biblia de Jerusalén que nos regaló ese año. Nos enseñó a trabajarla y a entenderla. Esa Biblia tiene alguna dedicatoria de presos con los que estuve en la comisaría de Chile”.
Por otra parte, nuestro querido Luis Mari fue también un educador de sonrisa acogedora. Lo resume muy bien una página de la Agenda de enero de 2024 de los colegios marianistas:
“Luis Mari era una persona querida por todos por su carácter abierto, afable y cercano: Hombre de gran inteligencia, desempeñó cargos de dirección en distintos colegios y en la provincia. Y, sobre todo, nos deja un gran legado de investigación plasmada en numerosos escritos sobre la pedagogía marianista. Son fruto, como ocurrió con Simler, Kieffer, Lázaro, Hopffer, de la lectura y discernimiento de nuestros textos carismáticos y, a la vez, de la mirada puesta en el hoy de nuestros niños y jóvenes. Destacamos entre sus obras: ‘Cartas pedagógicas’, ‘Educar. Rasgos de la pedagogía marianista’ y ‘La educación marianista’”. Estos libros están en el Servicio de Publicaciones Marianistas. Luis Mari fue director de cuatro colegios. En ellos escribía reflexiones educativas, que apreciaban mucho los profesores y que se plasmaron en la publicación de “Cartas pedagógicas”. Fue responsable de Educación en la Provincia de Zaragoza y Asesor pedagógico interprovincial de Madrid y Zaragoza.
En su vuelta a Zaragoza como capellán en 2005 fue Representante de la Entidad Titular (RET). En todas partes su talante acogedor hizo realidad lo que ya había presagiado de él en Friburgo el P. Julio de Hoyos, que era miembro del equipo directivo del Seminario: “allí donde vaya se meterá en el bolsillo a la gente”. Su aportación educativa traspasó la frontera marianista. El arzobispo de Zaragoza, D. Elías Yanes, le nombró delegado diocesano de los colegios católicos de la diócesis, especialmente de los religiosos. En Valencia, al segundo año de su directorado, le nombraron presidente de toda la región levantina de la patronal católica de enseñanza, Educación y Gestión. Todo este camino de educador fue vivido con altibajos anímicos, provocados por su hipersensibilidad, pero siempre con esa sonrisa acogedora que le marcaba y que le hacía ser cordialmente aceptado por todos.
Si quiere conocer más sobre la vida de Luis María Lizarraga Barrenechea, SM le invitamos a leer el documento TESTIGOS, en el siguiente enlace: Luis María Lizarraga Barrenechea (1934-2023): Apasionado de la Biblia y educador de sonrisa acogedora
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